martes, 24 de noviembre de 2009
Introducción Montoneros
Montoneros fue una organización guerrillera argentina que se identificaba con la izquierda peronista y que desarrolló la lucha armada entre 1970 y 1979, aunque su período de máximo poder se extendió hasta 1976.
Sus objetivos iniciales fueron la desestabilización del gobierno de facto autodenominado "Revolución Argentina" (Onganía, Levingston, Lanusse / 1966 - 1973) y el retorno al poder del General Juan Domingo Perón; posteriormente, una vez que asumió la presidencia Héctor José Cámpora sus acciones se dirigían a la instauración en la Argentina de un sistema político que denominaban "Socialismo Nacional", al que consideraban como la evolución histórica natural del peronismo. Fue considerada como organización terrorista por el gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Si bien durante sus primeros años de existencia recibieron el apoyo de Perón y de buena parte del Movimiento Peronista, a partir del primero de mayo de 1974 sus acciones provocaron el rechazo tanto de su líder como de los sectores sindicales y políticos del peronismo ortodoxo, llevándolos a un gradual aislamiento y a su eventual pase a la clandestinidad, para ser posteriormente aniquilados por la dictadura militar que derrocó a la viuda de Perón, María Estela Martínez, el 24 de marzo de 1976.
Principales lideres montoneros de la decada del 60
Mario Eduardo Firmenich (n. Buenos Aires, 24 de enero de 1948) es un ex-jefe guerrillero argentino, uno de los fundadores de la organización guerrillera Montoneros.
José Sabino Navarro, (1942 - 1971) dirigente político peronista, uno de los fundadores de la organización político militar Montoneros. Nació en Corrientes el 11 de diciembre de 1942.
Fernando Luis Abal Medina (1947–1970) fue un activista católico, dirigente político juvenil y guerrillero argentino, partidario de la vía armada como camino revolucionario. Fue fundador de la organización armada Montoneros, y líder principal de la misma en sus orígenes.
José Sabino Navarro, (1942 - 1971) dirigente político peronista, uno de los fundadores de la organización político militar Montoneros. Nació en Corrientes el 11 de diciembre de 1942.
Fernando Luis Abal Medina (1947–1970) fue un activista católico, dirigente político juvenil y guerrillero argentino, partidario de la vía armada como camino revolucionario. Fue fundador de la organización armada Montoneros, y líder principal de la misma en sus orígenes.
Marco teorico
Entendemos a Movimiento Político como un grupo o conjunto de grupos con afinidad de criterios, intereses y aspiraciones que se constituyen y accionan con el fin primordial de alcanzar el poder político. La idea de movimiento va asociada a la acción colectiva, a la expresión dinámica de las demandas y a la reafirmación pública de las tendencias. La idea de movimiento político se asocia con lo anterior, referido específicamente, a la finalidad de obtener el poder. Los movimientos políticos pueden ser múltiples y variados pero todos deben tener en común algunas características consideradas fundamentales para ser ubicados en los procesos políticos específicos. Es importante precisar que los movimientos políticos son grupos en movimiento, lo cual sirve para desestimar la connotación estática de llamar movimientos a grupos que no se mueven o que lo hacen esporádicamente. Otra precisión importante es la asociación entre movimiento político y poder, lo que nos permite excluir de la terminología las revueltas y los motines que son más dispersos y de menor alcance.
Contexto Socio-Historico
Para comprender en toda su dimensión la década de los setenta es importante recordar lo sucedido en la década del sesenta en la cual los jóvenes adquirieron un protagonismo fundamental.
En primer lugar, el crecimiento económico y los avances científicos y tecnológicos permitieron que, al mejorar las condiciones de vida de muchos sectores, se ampliara la educación secundaria y universitaria. Hubo un gran desarrollo de los medios de comunicación que permitieron conocer rápidamente los que ocurría en todas partes del mundo. Si bien era un mundo optimista, también era conflictivo.
Según Eric Hobsbawm, “Los jóvenes, en tanto que grupo con conciencia propia que va de la pubertad hasta mediados de los veinte años, se convirtieron ahora en un grupo social independiente. Los acontecimientos más espectaculares, sobre todo de los años sesenta y setenta, fueron las movilizaciones de sectores generacionales que, en países menos politizados, enriquecían a la industria discográfica. [...] La radicalización política de los años sesenta [...] perteneció a los jóvenes, que rechazaron la condición de niños o incluso de adolescentes (es decir personas todavía no adultas) al tiempo que negaban el carácter plenamente humano de toda generación que tuviese más de treinta años, con la salvedad de alguno que otro gurú."
Había una gran efervescencia juvenil que se extendió a los setenta, y en la que se cuestionaba el orden capitalista y la ideología del consumo, el colonialismo, la discriminación de las minorías raciales, las relaciones patriarcales en la familia, etc. La guerra de Vietnam, la Guerra Fría y la revolución de Cuba fueron contextos históricos internacionales que generaron gran participación, ya sea de rechazo como de adhesión. En cada país variaron las expresiones de la juventud pero, en todos los casos, hubo gran poder de convocatoria. Surgieron los hippies y los jóvenes elaboraron una cultura propia, que se manifestaba en el rock, el pelo largo en los varones, los jeans y en mayor, o menor medida, fue adoptada por su totalidad.
En cuanto a los valores, predominaba el compañerismo, la amistad, el sentido de justicia, el compromiso social, el rechazo a la mentira y a la incertidumbre del futuro. Sentían un gran anhelo de paz y libertad, y la política era vista como el mejor camino para lograrlas aun cuando, en algunos casos, consideraban la violencia como un medio válido.
En Argentina, se fue creando una corriente crítica de la tradición liberal y los intelectuales sostenían que había que buscar las raíces e identidad en la cultura latinoamericana. Se formó así una corriente de pensamiento llamada de “izquierda nacional” y en ella militaron intelectuales que buscaban un ideal revolucionario nacional y popular. Se hizo una revisión de la historia y se rescató la figura de Eva Perón quien se convirtió en un mito revolucionario y se la asoció combativamente con el líder guerrillero Ernesto Che Guevara.
La política se radicalizó en los setenta y esta ideología favoreció la aceptación de la violencia como camino válido para lograr un orden social justo. Se politizaron los estudiantes secundarios y crecieron las agrupaciones políticas estudiantiles (UES vinculada a Montoneros), FJC (vinculada al Partido Comunista), JRR (Juventud Radical), etc. y que tuvieron gran importancia a partir de la asunción de Héctor Cámpora en mayo de 1973. Muchos grupos estudiantiles prestaron asistencia social en las villas miseria, demostrando así su compromiso social. Además, participaban en los actos masivos que convocaban los partidos políticos.
La música de rock constituyó un factor de identificación, en especial en los estudiantes secundarios. En marzo de 1973 se realizó un concierto de rock para celebrar el triunfo electoral del FREJULI, llamado el “Festival de la Victoria” y al que asistieron aproximadamente 20.000 jóvenes y en el cual la música se mezclaba con la marcha peronista y las consignas de los montoneros. Es cierto que muchos jóvenes se mantenían al margen de la política, pero aún así, todos compartían el deseo de cambio y de una sociedad mejor y más justa.
En las universidades se vivía un clima de debate y movilización, especialmente en las facultades de carreras humanísticas, y se debatía la función que debía cumplir una universidad “nacional y popular”. En las elecciones de los centros estudiantiles triunfó la JUP (Juventud Universitaria Peronista) y, según Jorge Taiana, el gobierno peronista consideraba que “no hay revolución tecnológica, ni económica, ni social, si no hay revolución cultural”. Las autoridades y agrupaciones estudiantiles peronistas entendían que las universidades, antes dominadas por pensamientos liberales, ahora debían estar al servicio de la causa nacional y popular.
En primer lugar, el crecimiento económico y los avances científicos y tecnológicos permitieron que, al mejorar las condiciones de vida de muchos sectores, se ampliara la educación secundaria y universitaria. Hubo un gran desarrollo de los medios de comunicación que permitieron conocer rápidamente los que ocurría en todas partes del mundo. Si bien era un mundo optimista, también era conflictivo.
Según Eric Hobsbawm, “Los jóvenes, en tanto que grupo con conciencia propia que va de la pubertad hasta mediados de los veinte años, se convirtieron ahora en un grupo social independiente. Los acontecimientos más espectaculares, sobre todo de los años sesenta y setenta, fueron las movilizaciones de sectores generacionales que, en países menos politizados, enriquecían a la industria discográfica. [...] La radicalización política de los años sesenta [...] perteneció a los jóvenes, que rechazaron la condición de niños o incluso de adolescentes (es decir personas todavía no adultas) al tiempo que negaban el carácter plenamente humano de toda generación que tuviese más de treinta años, con la salvedad de alguno que otro gurú."
Había una gran efervescencia juvenil que se extendió a los setenta, y en la que se cuestionaba el orden capitalista y la ideología del consumo, el colonialismo, la discriminación de las minorías raciales, las relaciones patriarcales en la familia, etc. La guerra de Vietnam, la Guerra Fría y la revolución de Cuba fueron contextos históricos internacionales que generaron gran participación, ya sea de rechazo como de adhesión. En cada país variaron las expresiones de la juventud pero, en todos los casos, hubo gran poder de convocatoria. Surgieron los hippies y los jóvenes elaboraron una cultura propia, que se manifestaba en el rock, el pelo largo en los varones, los jeans y en mayor, o menor medida, fue adoptada por su totalidad.
En cuanto a los valores, predominaba el compañerismo, la amistad, el sentido de justicia, el compromiso social, el rechazo a la mentira y a la incertidumbre del futuro. Sentían un gran anhelo de paz y libertad, y la política era vista como el mejor camino para lograrlas aun cuando, en algunos casos, consideraban la violencia como un medio válido.
En Argentina, se fue creando una corriente crítica de la tradición liberal y los intelectuales sostenían que había que buscar las raíces e identidad en la cultura latinoamericana. Se formó así una corriente de pensamiento llamada de “izquierda nacional” y en ella militaron intelectuales que buscaban un ideal revolucionario nacional y popular. Se hizo una revisión de la historia y se rescató la figura de Eva Perón quien se convirtió en un mito revolucionario y se la asoció combativamente con el líder guerrillero Ernesto Che Guevara.
La política se radicalizó en los setenta y esta ideología favoreció la aceptación de la violencia como camino válido para lograr un orden social justo. Se politizaron los estudiantes secundarios y crecieron las agrupaciones políticas estudiantiles (UES vinculada a Montoneros), FJC (vinculada al Partido Comunista), JRR (Juventud Radical), etc. y que tuvieron gran importancia a partir de la asunción de Héctor Cámpora en mayo de 1973. Muchos grupos estudiantiles prestaron asistencia social en las villas miseria, demostrando así su compromiso social. Además, participaban en los actos masivos que convocaban los partidos políticos.
La música de rock constituyó un factor de identificación, en especial en los estudiantes secundarios. En marzo de 1973 se realizó un concierto de rock para celebrar el triunfo electoral del FREJULI, llamado el “Festival de la Victoria” y al que asistieron aproximadamente 20.000 jóvenes y en el cual la música se mezclaba con la marcha peronista y las consignas de los montoneros. Es cierto que muchos jóvenes se mantenían al margen de la política, pero aún así, todos compartían el deseo de cambio y de una sociedad mejor y más justa.
En las universidades se vivía un clima de debate y movilización, especialmente en las facultades de carreras humanísticas, y se debatía la función que debía cumplir una universidad “nacional y popular”. En las elecciones de los centros estudiantiles triunfó la JUP (Juventud Universitaria Peronista) y, según Jorge Taiana, el gobierno peronista consideraba que “no hay revolución tecnológica, ni económica, ni social, si no hay revolución cultural”. Las autoridades y agrupaciones estudiantiles peronistas entendían que las universidades, antes dominadas por pensamientos liberales, ahora debían estar al servicio de la causa nacional y popular.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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